El sitio arqueológico Licapa II, situado en el valle de Chicama, región La Libertad y el equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), financiado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y con apoyo de la University of South Florida, liderado por el arqueólogo Henry Tantaleán, sigue aportando valiosas evidencias que permiten entender mejor la vida cotidiana de los mochicas, su organización social y sus prácticas culturales.
Se ha descubierto cerámicas de gran calidad que solo se conocían en contextos funerarios, junto con objetos de cobre y cuarzo, sugieren que estos artefactos formaban parte de la vida cotidiana de la élite mochica. Dichas cerámicas encontradas, pertenecientes a las fases 4 y 5 de desarrollo de la cultura Mochica, son muy elaboradas, representando figuras de sacerdotisas y orejeras con instrumentos.
Además, se hallaron restos de alimentos de alta calidad como carne de llama y peces, así como instrumentos musicales, indicando que estos objetos pertenecían a personajes de la élite mochica. Este hallazgo permite describir cómo vivían las diferentes clases sociales dentro de una sociedad estratificada y sugiere que la cerámica moche era parte de la vajilla diaria de la élite.
Licapa II, un sitio clave para la cultura Mochica, ha demostrado ser un lugar de importancia donde convergían pobladores de diversas regiones del norte del Perú. El sector donde residía la élite mochica estaba separado del resto por una gran muralla, y los hallazgos indican que fue habitado entre los años 680 y 850 d.C., contemporáneo con la cultura Wari.