El Bosque del Cañoncillo

El Cañoncillo es un bosque natural de algarrobos que junto a sus tres lagunas: “El Cañoncillo”, “El Gallinazo” y “La Cañita”, y sus distintos humedales dan la posibilidad de existencia de la vida animal y vegetal, estando situada entre los 120 y 200m.s.n.m.. Este hermoso paisaje se sitúa a dos horas y media de Trujillo (en vehículo), pasando por San Pedro de Lloc, Pacasmayo, San José, Tecapa y Santonte desde donde se inicia la caminata al bosque.

Este Bosque tiene una característica especial pues aparte de contar con los atractivos naturales ya nombrados, existen Evidencias Arqueológicas de Culturas Prehispánicas como La Mochica y la Chimú.

Evidencia arqueológica dentro del bosque:

 

Flora en el bosque del Cañoncillo

La Flora está representada principalmente por el bosque de los algarrobos (prosopis pallida) y las eneas (f. anea). Existen otras especies florísticas entre las que sobresalen la "siempre viva" (gomphrena globosa L.), "cun cun" (vallesia glabra), "Flor de Overo" (Cordia lutea), "peal" (Scutia Spicata).

 
Fauna en el bosque del Cañoncillo

De la fauna sobresale una diversidad de aves, como los patos silvestres, los zambullidores, las putillas, palomas, tórtolas, garzas, golondrinas, una gran cantidad de batracios, reptiles, como serpientes (Zancarranca y Coralillo) y la boa, él cañan, zorrillos, peces e insectos.

Sobresaliendo principalmente el Cañan (dicrodon sp.) comúnmente conocido como lagartija, es un pequeño reptil que vive en los bosques de algarrobo de la costa peruana, alimentándose principalmente de las vainas de la algarroba (prosopis sp.). Y, en algunos casos del fruto del "peal".

Siendo observado comúnmente en meses calurosos de diciembre a marzo, cuando sale de sus madrigueras para buscar sus alimentos. En las lagunas se encuentran gran cantidad de peces como estos llamados comúnmente "charcocas".

El bosque del Cañoncillo presenta un problema que es la destrucción acelerada del bosque de algarrobos que se ha intensificado en estos últimos años afectando hasta el momento un 35% del bosque, poniendo en grave peligro la conservación de las especies naturales, así como la destrucción de las evidencias arqueológicas, que quedan más expuestas a los fenómenos naturales, como el acarreo eólico, lluvias, entre otros factores, y a esto se suma las excavaciones clandestinas realizadas por huaqueros que afectan dichos centros arqueológicos.

Los retorcidos troncos dan pie a caprichosas figuras que talla la naturaleza, los más antiguos árboles se arrastran en el cálido arenal que les imprime energía al extremo que, cuando parece que llegó su fin, de sus yemas brotan pequeños retoños que más tarde se convertirán en rejuvenecidos árboles.

Entre los resecos troncos y arenales corren los cañanes, alimento milenario que hasta ahora consumen los pobladores, como herencia de moches y chimús.

Con mucha pena observamos los extensos espacios despejados donde hubo árboles y ahora sólo quedan troncos a causa del constante acecho de los taladores, que buscan leña para vender.

Dentro del Cañoncillo existe uno de los complejos arqueológicos más grandes y monumentales de la provincia de Pacasmayo, constituido por arquitectura ceremonial (plataformas, recintos, plazas), arquitectura domestica (áreas de vivienda que incluyen grandes basurales).

Las inmensas ramas abrazan los muros de adobe bajo cuyos cimientos están sepultados los vestigios de las culturas Cupisnique, Mochica y Chimú. Pudiendo encontrarse plataformas, cerámica, recintos y plazas ceremoniales.

 Los edificios son hechos con muros de adobe y tapia que sobrepasan los 5 mts. de altura, estando decorados algunos de los muros de estos edificios con motivos geométricos, los tipos de adobe son paralelepípedos y están asentados con argamasa de barro, estos edificios encierran mayormente grandes recintos rectangulares que contienen en su interior construcciones menores. Asimismo, un centro de manufactura de cerámica y campos agrícolas de surcos en forma de meandros asociados a canales de irrigación. Estando actualmente cubiertas por el avance de la arena.

La cronología de la ocupación prehispánica data desde los 1000 años antes de Cristo, hasta los 1532 años después de Cristo, incluso hasta los primeros momentos de la Colonia. Por su cerámica y arquitectura, la cultura más temprana es la Cupisnique, mientras que la más tardía es la Chimú y Chimú-Inca (IX - XV) pasando por la Mochica (siglo I - VI d.c.), y la cultura Cajamarca lo que se determina por la existencia de cerámica hecha en Caolín.